“Pepilla es una ilusión nacida en un momento “diferente” de mi vida, es un proyecto que me hizo fuerte y mantuvo mi cabeza y mis pocas fuerzas físicas, con ganas y más vivas que nunca… ”

Hubo un día que mi vida se paró por culpa de un tumor en la mama y el tratamiento afectó mucho a mis extremidades, en especial a mis manos las cuales eran el motor de mi trabajo. Me había adentrado en el mundo de la costura y hacía trajes de flamenca a amigas y allegadas, algo que me apasionaba y me volvía loca desde pequeña y que por ares de la vida ese año no iba a ser viable.

Y ocurrió algo que cambió los planes, la hoja de ruta. Me pidieron vestir de forma benéfica una muñeca como yo quisiera, y me ilusionó tanto que no vestí sólo una, fueron dos. Las vestí como me hubiera gustado vestirme ese año de flamenca, y empecé a soñar con momentos que me encantaba vivir y no sabía si podría vivirlos ese año. Soñar es tan bonito que nacieron dos muñecas flamencas llenitas de magia, que cual fue mi sorpresa, fueron las dos primeras que se vendieron de más de cien.

Entonces mis amigas me animaron que hiciera una colección de muñecas flamencas para Navidad, porque todas sus niñas querían una y sería el mejor y más original regalo que podrían recibir. Y me puse manos a la obra en aquel momento en que mis manos sólo podían sacar un patrón y cortar la tela a duras penas. Y ahí estuvo mi madre que cose como los ángeles y me ayudó en aquellos comienzos. Hicimos equipo y cual fue mi sorpresa que con la magia de las redes sociales, PEPILLA llegó más lejos de mi grupo de amigas y me quedé corta en producción, porque viajaron a Londres, a Francia, al norte de España y a toda Andalucía…

Entre hospitales, pruebas y tratamientos mi cabeza soñaba cómo vestiría la próxima, porque si algo me gustaba y gusta de todo esto es que no había ni hay dos iguales, porque son tan artesanales y tan mías, que cada una llevaba y lleva parte de mi alegría y cariño en sus cuerpecitos. Las “Pepillas” me ayudaron a evadirme de aquella triste realidad y a mirar hacia un futuro que en aquel entonces era el día siguiente. Mi agenda dejó de tener sólo citas médicas. Ahora combinaba telas, hablaba con personas por teléfono para los encargos, me obligaba a cortar trajecitos cuando me encontraba bien, hacía lo que más me gustaba en tamaño pequeño…

Y un día este proyecto pequeñito comienza a crecer y a multiplicarse cuando conozco a Juan Carlos Ramos Picchi y Javier Ayala, empresarios emprendedores y padres de marcas como Pepe Pinreles o HolyCards, que han aportado más luz si cabe a este proyecto y apostaron por él y por mí con todas sus fuerzas. Bautizaron a mi muñeca y nos adoptaron como suyos y ahora somos parte de esa familia maravillosa que compone el equipo Pinreles. Le diseñamos una caja con mil detalles y nos animamos en un trabajo de equipo a crear una colección cofrade, que hoy por hoy es toda una loca realidad. Así nace PEPILLA, la muñeca de nuestras tradiciones.

Esta familia de trabajo ha sido y es mi mejor terapia y el mayor apoyo a aquel hashtag que creé y grabé en mi mente y que aún a día de hoy llevo a gala, porque creo en él firmemente, porque creer en ti y en lo que haces, te hace más fuerte y con estos compañeros de viaje la fuerza se multiplica.

Marta Flores Esquivias

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